Chicas, tenemos que aceptar que a veces nos empeñamos en enamorarnos e ilusionarnos con chicos que son casos perdidos. Y es que, ¿quién no se ha fijado alguna vez en el chico guapo del instituto que cambia de novia cada semana? ¿En el rebelde sin causa o el chico que te da la excusa de moda, esa de que está muy ocupado y por el momento no se puede comprometer con nadie? Y es que estamos seguras de que por muy difícil que sea él, seremos capaces de cambiarle con nuestro amor.
A veces las mujeres nos escribimos estos guiones de comedia romántica cliché, en la que nos enamoramos de este tipo de chicos y, después de ofrecerles nuestro corazón y esperar un poco, tocan a nuestra puerta para decirnos que nos aman y besarnos apasionadamente bajo la lluvia. Por supuesto, la mayoría de estas historias terminan en miles de intentos fallidos y tú vomitando las cervezas que te tomaste para ahogar el despecho.
No hay forma de evitar que pase; es como cuando vas a comprar zapatos y te vuelves a llevar los que te destrozan los pies, porque, bueno, son muy bonitos.
Hay hombres con complejo de todo: los que se creen Brad Pitt y andan esperando a una como Angelina; los que viven interpretando el papel de Don Juan aun cuando ya se están quedando calvos; los que han reproducido su playlist de “ahora no busco nada serio” tantas veces que ya se les rayó; o, por último, los que entran en estado catatónico cuando escuchan la palabra compromiso… Tipos indecisos hay para escoger.
Así que no nos quedemos mucho rato probando de ese buffet; así como a ellos les puede cansar nuestra insistencia, a nosotras nos cansa más rápido su lentitud y su indecisión. Si el tipo en cuestión se cree mucho para ti, dile que seguirás insistiendo cuando el tamaño de su paquete sea igual al de su ego. Si quiere estar con otra, recomiéndale que a ella sí la deje antes de que se dé cuenta de que es un patán. ¿Que lo que pasa es que ahora no tiene tiempo para tener algo serio? Que te cuente ahora una de vaqueros, porque esa historia te la sabes tanto que ya te aburre.
Ten todo el carácter que ellos no tienen y mejor muéstrale tus curvas a quien no tenga miedo de recorrerlas. A la hora de bailar pegados, peor que un hombre que no se mueva bien es uno que ni se mueva. Y a las mujeres nos gustan los hombres que nos hagan vivir con exceso de velocidad.
Conclusión: No le cuentes cuentos a quien ya sabe de muchas historias, corazón.
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