No desesperes, no te canses, no te rindas… Que las traiciones y decepciones no te quiten la ilusión. No dejes de aspirar a un amor mucho más grande que el que te rompió el corazón, o aquel que tanto te vendieron en Hollywood y nunca fue real, o el que jamás lograron tener tus padres pese a que te hubiera encantado verlos felices juntos.
Muchos te dirán que todos los hombres son así, que las mujeres son asá… o que no merece la pena embarcarse en una relación porque si termina se acaba sufriendo mucho, pero recuerda que hay amores que se cocinan a fuego lento, y empiezan a construirse mucho antes de que conozcamos a la persona de nuestros sueños.
Son amores que solo podemos vivir y apreciar cuando hemos madurado, cuando hemos dado vueltas de un lado a otro entre relaciones insuficientes y de las más intensas y auto-destructivas. Entonces, en el momento perfecto, cuando ya estamos preparados, aparece él o ella.
Cada golpe, cada momento triste, cada desilusión… pueden ser un sufrimiento en vano, un dolor inútil, o convertirse en la oportunidad perfecta para que empieces a conocerte, a saber lo que te llena y lo que no, lo que estás dispuesto a aceptar y aquello en lo que eres firme.
Puede que ahora mismo haya alguien en alguna parte del mundo, quizá muy cerca, que esté destinado a acabar a tu lado algún día. La cuestión es que si ahora no estáis juntos seguramente es mejor, porque todavía tienes que pasar otras etapas, o la otra persona, como cuando uno va superando pantallas en un juego de ordenador.
Hay amores que no se encuentran a la primera, y en cada error, cada dolor y cada derrota puedes salir más fuerte y más preparado para la vida y la felicidad que te mereces.
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