sábado, 23 de abril de 2016

Cómo Callar Esa Voz En Tu Cabeza Que Te Dice Que Eres Una Mierda

Habrás oído muchas veces expresiones como “tienes baja autoestima” o “te falta autoestima” y seguro que lo has asumido, lo has hecho tuyo, pero si te preguntara en qué consiste exactamente tener poca autoestima, ¿sabrías contestar?

La autoestima es el amor que nos tenemos a nosotros mismos, hasta ahí llegamos todos. Pero la autoestima también es esa voz que te habla en tu cabeza cuando te miras al espejo, cuando has cometido un error o cuando algo no sale como esperabas. ¿A ti qué te dice? “de todas formas siempre lo haces todo mal”, “eres un desastre” o más bien cosas como “no pasa nada, la próxima vez lo harás mejor”, “has hecho todo lo que has podido” o “qué guapa estás hoy”. La autoestima puede ser ese proyectil que te impulsa a lo más alto o la losa que no te deja avanzar un paso más.

Cómo se forma la autoestima

Durante toda nuestra infancia, pero en especial de los 0 a los 2 años somos pequeñas esponjas, todo lo que oímos, vemos o tocamos se nos queda grabado en nuestro disco duro. Aun no tenemos la capacidad de entenderlo porque nuestro cerebro racional (la corteza prefrontal) no está muy desarrollado, pero sí podemos sentir con toda intensidad ya que nuestro cerebro emocional (sobre todo la amígdala), está registrándolo todo.


Algunas de las cosas que han quedado grabadas, son la forma de tratarnos y hablarnos que tenían nuestros padres, abuelos, y en general aquellas personas que más tiempo pasaban con nosotros. También es importante cómo se trataban entre ellos, si eran cariñosos, si discutían mucho, si se reían o estaban tristes, y en definitiva el tipo de relación que tenían.

Todas esas vivencias acaban formando el diálogo que establecemos con nosotros mismos a lo largo de nuestra vida. “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede”, decía el filósofo Epicteto. Normalmente en nuestra cabeza tenemos tanto a nuestro mejor amigo y a nuestro peor enemigo y dependiendo de con quién pasemos más tiempo nuestra vida será más o menos feliz.

La fórmula para mejorar la autoestima

Para sanear la relación con uno mismo entra en juego un concepto clave: el amor incondicional. Aunque suene a alguna ñoñería del amor romántico, no tiene nada que ver, se trata de lo que deberíamos sentir los unos por los otros y en especial por nosotros mismos.


Estamos acostumbrados a que nos quieran de forma condicionada, “si te portas bien”, “si sacas buenas notas”, y cuando somos mayores, si tenemos un buen trabajo, dinero, éxito y una larguísima lista para llegar a sentirnos merecedores de ser queridos. Así que esa es también la forma en que nos queremos a nosotros mismos, por lo que conseguimos, por lo que tenemos, por nuestro aspecto físico. Pero eso es un pozo sin fondo, porque siempre vamos a encontrar alguna excusa, algo que todavía nos falte para hacernos el favor de querernos a nosotros mismos.

Realmente necesitamos muy poco para ser felices pero nos acabamos convenciendo de que si tenemos una pareja, un piso, o ese súper coche, lo seremos mucho más, y cuando llegamos a tenerlos nos damos cuenta de que aun nos faltan muchas cosas para llegar a disfrutar de la vida.

En cambio, cuando quieres de forma incondicional, quieres simplemente por el hecho de existir, de estar vivo. No hay que confundirlo con la arrogancia o la prepotencia, simplemente eres capaz de ver lo bueno y lo malo que tienes, pero aceptas lo malo, sin machacarte y dejar de quererte por ello. Intentas cambiarlo en la medida de tus posibilidades, pero pasas mucho más tiempo viendo el lado positivo de la vida, de los demás y de ti mismo, que el negativo.

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