Jaime Herrera, de 21 años, de Barcelona, se considera un hombre sencillo. Tiene un trabajo normal, novia y es un gran amante de los coches. Así que cuando decidió ir a un concesionario de coches solo para mirar, puedes entender su sorpresa cuando le echaron por ser “demasiado pobre”. Pero lo que sucedió al día siguiente te dejará sin palabras cuando obtuvo la venganza definitiva.
Jaime estaba tranquilamente en un concesionario de coches de lujo un sábado por la mañana, lo que según dice, hace una vez al mes “solo para mirar”. Jaime nos dijo: “Me encantan los coches y solo estaba mirando. Tengo un pequeño blog donde escribo comentarios y voy a un concesionario diferente de vez en cuando. No molesto a nadie, no hago preguntas ni pido una prueba de conducción. Sé que no me puedo permitir estos coches así que dejo que los vendedores hablen con los clientes de verdad”. Pero ahí es donde la cosa se pone fea…
Jaime dijo: “Yo estaba mirando tranquilamente y un vendedor se acercó a mí y sin decir hola me preguntó si me podía siquiera permitir la entrada de uno de estos coches. Puede que tuviese un mal día, pero eso no es ninguna excusa”. Me dejó parado y no supe qué decir. Fue entonces cuando el vendedor llamó a seguridad y dijo “Este no va a comprar nada, seguro que es demasiado pobre” y se echó a reír. Me dijo que me marchase y no volviese.
Pero la historia no termina ahí…
Jaime se marchó sintiéndose desanimado, irritado y enfadado, pero sabía que no podía hacer nada. Jaime nos dijo: “La película favorita de mi novia es Pretty Woman, ojalá pudiera vivir la escena donde puedo volver y poner un montón de dinero en la mesa y comprar el coche”.
Bueno, pues esa noche Jaime estaba viendo uno de esos programas de antigüedades en la tele donde la gente lleva sus antigüedades para que las tasen. Pues resulta que un objeto, un jarrón, fue valorado en 250 000 € y solo había cinco en el mundo. Pero ahí es donde la cosa se pone interesante.
¡Resulta que Jaime tenía exactamente el mismo jarrón en su ático! Se acordó de que lo había puesto allí cuando se mudó a su nueva casa. ¡Lo llevó para que se lo tasasen y le dijeron que era un original y valía más de 200 000 €! Lo puso rápidamente en venta y se vendió por la friolera de 327 000 €.
¿Y adivina qué fue lo primero que hizo? ¡Se fue a un concesionario de coches de la competencia y se compró un coche nuevo!
¡Le deseamos a Jaime lo mejor en el futuro!
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