Aunque ha pasado tiempo desde mi primera relación, si es que se la puede llamar así, todavía sigo dándole vueltas. Me pregunto qué habría pasado si no hubiese sido tan cobarde. Si me hubiera atrevido a sentir lo que sentía. Si hubiese puesto a esa persona por delante de mis necesidades. Pero cuando le comento todo esto, ella siempre me dice lo mismo: que deje de vivir en el pasado. Supongo que todavía tengo que aprender a perdonar… empezando conmigo mismo.
Por desgracia, no es tan sencillo, o al menos no lo es para mí. El caso es que me cuesta mucho olvidarlo. Ella fue la primera persona que me dijo claramente que me quería, y yo fui tan estúpido de pasarlo por alto. Pero el amor es tan astuto como irónico porque, algunos años después, fui yo el que empezó a sentir algo por ella.
No sé qué cojones esperaba. ¿Creía, acaso, que ella se lanzaría a mis brazos como pasa en las películas? ¿Que todo sería tan bonito como lo describen los libros? Puede que casi tenga 25, pero a veces me comporto como un adolescente.
Sí, la cosa estuvo bien al principio, pero luego me di cuenta de que no la conocía. Ni ella a mí. Pero ella era lo bastante madura como para saber lo que quería, mientras que yo estaba cegado por no sé qué ilusiones. Versión corta: el amor es algo más que besitos en el parque.
La versión larga es que ella atravesaba un mal momento y yo estaba encoñado. No fui capaz de aceptar que ella no quería una relación, y menos una relación conmigo. Que el momento había pasado, que ya era tarde. Y que, aunque no lo fuera, yo no iba a poder darle lo que ella necesitaba. Estaba fuera del juego, solo que aún no lo sabía.
Lo demás es historia. No hubo ninguna “ruptura” porque no había nada que romper. Sencillamente, dejamos de vernos. Y aquí estoy, perdido en una ciudad enorme con su fantasma apareciéndose de vez en cuando. Por fortuna, hace poco me dio por escribirle y ella me respondió con la mejor noticia que podría haberme dado: ahora está saliendo con alguien, alguien que la trata como se merece.
Debo admitir que al principio me quedé de piedra y que una parte de mí gritó de frustración. Pero ahora que sé que ella ha pasado página, puedo empezar a hacerlo yo también. Al fin puedo empezar a perdonarme a mí mismo y dejarme de tanto melodrama. Por fin puedo empezar a olvidar.
Y es que olvidar no es negativo si se trata de perdonar; porque al perdonar dejas atrás las cosas malas y te quedas solo con lo bueno. Dejas de mirar a esa persona como la que te hirió y vuelves a verla como la que te amó.
Por eso no sabrás lo que es amar hasta que aprendas a perdonar, aunque eso implique cerrar para siempre un capítulo de tu vida.
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