viernes, 23 de septiembre de 2016

te sientes vació al estar con alguien?

Comienzas una relación y la emoción, la ilusión y la vorágine romántica embriaga cada poro de tu piel. Tu pareja es maravillosa, y sientes que estas flotando literalmente en una nube de algodón, que provoca incluso la subida de azúcar de quienes os rodean. Esto te suena, a ti y a todos los que hemos vivido esa misma situación. Pero como todas las monedas tienen dos caras, a veces algunas se lanzan tanto que caen por el lado contrario. Es aquí donde aparece tu soledad.

Decía el escritor Walter Riso, ‘la soledad impuesta es desolación, la soledad elegida es liberación’. Y esto es justamente lo que te ha ocurrido. Has acabado en una soledad impuesta aun teniendo a alguien que se despierta cada mañana al otro lado de la cama. La rutina se ha convertido en tu propio círculo vicioso, estáis juntos pero no revueltos, lo cual lleva al desasosiego que experimentas y que desemboca en suspiro y seguir como si no pasase nada. Y así un día tras otro, hasta que te das cuenta que ya no hay diferencia entre estar soltero y estar en pareja. Cuando tú mismo vales por dos, en lugar de ser dos personas que se unen para formar un único vinculo afectivo.


El problema suele radicar en la comodidad adquirida implícita y desinteresadamente, o lo que es lo mismo, que te has acostumbrado a estar con esa persona y el hecho de afrontar una ruptura o verte de forma constatada en el controvertido estado civil de soltero, te causa una mezcla de pavor y pereza. Y como todo en la vida es cuestión de prioridades y opciones. Eliges continuar en lugar de afrontar la realidad. Eliges no hablar y confrontar a tu pareja con los problemas que te envuelven en lugar de sentaros y aclarar las cosas. Eliges dejar pasar los días y que tu vida se vea envuelta en una espiral vacía en lugar de salir de ella o hacer algo por arreglarla.

La falta de comprensión, empatía y comunicación suelen ser los tres handicap que una pareja tras una ruptura, reseña como motivos principales de su separación. ¿Por qué decides entonces continuar? ¿Por qué si te sientes sólo, no analizas la situación y pones empeño en encontrar una forma de salir de ese estado en el que estás absorto? Tú me dirás que qué fácil, que ver la paja en el ojo ajeno lo hace todo el mundo, pero cuando te toca en primera persona, las cosas se tornan algo más complicadas, y los consejos que a priori parecen lógicos y coherentes, pasan a ser retos que difícilmente se llevan a cabo.

‘Prefiero la tranquilidad de la soledad que la decepción de una mala compañía’. Porque a veces, ser mala compañía no significa ser mala persona o perjudicial, simplemente es ser una pieza que no encaja en el puzzle de tu vida, y si esto ocurre, solo debes esperar a que una nueva pieza llegue y encaje en todos los sentidos y formas posibles.

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