El cataclismo demográfico que sufrió la población nativa tras el Descubrimiento ha sido calificado o no de genocidio según la ideología de los historiadores
Los indigenistas, partidarios de una visión idealizada de las sociedades precolombinas, defienden la Leyenda Negra y elevan las cifras. A partir de los datos que los demógrafos Borah y Cook llegaron a establecer hace unos sesenta años, se estima que entre 1492 y 1650 habrían muerto, nada menos, de 100 a 120 millones de nativos: más de un 95% aproximado del total de la población.
Estas cifras despertaron escándalo en los defensores de la conquista que alegaron que, en el momento de la misma, los americanos no eran más de 13 millones, por lo que tal exterminio no era posible. El debate ha seguido, pues la falta de censos de la época ha impedido una aproximación real a las cifras de población; en los últimos años, se ha podido acotar el tema con mayor ecuanimidad por el estudio de las fuentes escritas y la extrapolación de los datos aportados por las excavaciones arqueológicas.
Difícil recuperación
Hoy parece aceptado que la población nativa era en 1492 de unos 60 millones, de los cuales 50 estarían en la zona colonizada por España. Las enfermedades, la violencia y los malos tratos acabaron, entre los años citados, con el 90% de ellos, teniéndose que rellenar el vacío demográfico con los esclavos negros y los emigrantes europeos. Pero a mediados del siglo XVII los indios supervivientes, sobre todo los de la zona hispana, ya se habían adaptado a las enfermedades y las duras condiciones de trabajo, por lo que lentamente la población indígena comenzó a recuperarse. Valga decir que, en 1800, la de México era en un 50% indígena o mestiza, porcentaje que llegó al 75% en Perú en ese mismo año.
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