Cansancio, estrés, viajes de trabajo, enfermedades… Las causas por las que se reduce la intensidad y periodicidad de las relaciones sexuales pueden ser muchas y de lo más variadas. La falta de roce físico con nuestra pareja estable o con quien se nos cruce en el camino, nos vuelve más antipáticos, desanimados y tristes, sensibles a críticas, notamos cómo baja nuestra autoestima… Vamos, que por muy mal que te siente que te den ese consejo tan común y sincero –'necesitas un buen polvo'–, estás convencido de que no le falta razón.
Pero más allá del drama moral por no tener un encuentro sexual con nadie, ¿sabes cómo afecta realmente a tu salud cuando pasas una temporada sin practicar sexo? Paige Fowler resume en Prevention siete consecuencias de padecer una sequía. Y buenas noticias, no todas son malas.
1. Aumenta tu ansiedad
El sexo ayuda a las personas a desahogarse. Según un estudio elaborado por investigadores escoceses, aquellas personas que se abstuvieron de tener relaciones sexuales durante una temporada sufrían más problemas para enfrentarse a situaciones estresantes como hablar en público, frente a las que practicaban sexo al menos una vez cada dos semanas.
¿Por qué? Los investigadores explicaron que cuando practicamos sexo nuestro cerebro libera endorfinas y oxitocina, lo que nos ayuda a sentirnos más relajados y a gusto con nosotros mismos. Al dejar de practicarlo, acumulamos altos niveles de estrés. Por suerte, tiene fácil solución.
2. Ojo con el cáncer de próstata
Los hombres que dejan de practicar sexo pierden los beneficios que éste proporciona a su próstata. Al menos así lo demostró una investigación publicada en 'The American Urological Association', según el cual aquellos hombres que disfrutaban de una vida sexual completa reducían el riesgo de cáncer de próstata hasta en un 20%. Entre las razones que explican esta saludable ventaja, los autores recalcaron que las eyaculaciones frecuentes ayudan a eliminar sustancias potencialmente dañinas para este órgano glandular.
El riesgo de sufrir una disfunción eréctil se duplicaba frente a aquellos varones que practicaban sexo al menos una vez a la semana
Eso sí, sólo es necesario contar hasta la mujer número 20. Así lo explicaba otro estudio publicado en la revista 'Cancer Epidemiology' y elaborado por científicos de la Universidad de Montreal y el Instituto Armand Frappier, según el cual los hombres que se acostaban con más de una veintena de féminas a lo largo de su vida reducían en un 28% las posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer.
3. Eres más susceptible a resfriados y gripes
Aunque cierto es que practicar menos sexo se traduce en una menor exposición a bacterias y gérmenes ajenos, también provoca que nuestro sistema inmunológico se encuentre en peores condiciones para defendernos ante virus comunes como la gripe o el resfriado.
Una investigación elaborada en la Universidad de Pensilvania, encontró que las personas que practicaban sexo una o dos veces por semana incrementaban hasta en un 30% los niveles de inmunoglobulina A, los anticuerpos presentes en las membranas mucosas, particularmente en las paredes internas de las vías respiratorias y el tracto gastrointestinal, así como en la saliva y las lágrimas, fundamentales para impedir el desarrollo de virus como el del resfriado común.
4. Disminuye el riesgo de infecciones urinarias
Como decíamos, quedarte sin sexo también tiene beneficios para la salud, en este caso para ellas. Como explica Fowler, “casi el 80% de las infecciones del tracto urinario se producen en las 24 horas después de haber mantenido una relación sexual”. Éstas se producen cuando, durante el coito, las bacterias de la vagina son arrastradas dentro de la uretra, y provocan esas dolorosas y molestas infecciones de orina. Vamos a ver, nadie está diciendo que las mujeres disfruten de menos encuentros sexuales para evitar que esto ocurra, con mantener una serie de medidas de higiene postcoital será suficiente. Y la más sencilla de ellas es tan simple como ir a orinar después.
5. Tu relación no funciona, y lo sabes
Según los expertos, no tener relaciones sexuales con nuestras parejas afecta directamente nuestra felicidad, vida íntima y, especialmente, al grado de seguridad y satisfacción con nuestra relación. “Un matrimonio sin sexo supone un duro golpe a la autoestima, lo que genera sensación de culpa, y además disminuyen los niveles de oxitocina y otras hormonas relacionadas con los sentimientos de unión y felicidad con los demás”, dice Les Parrott, psicólogo y autor 'Saving Your Marriage Before It Starts' (Zondervan).
Las personas que practicaban sexo una o dos veces por semana incrementaban hasta en un 30% los niveles de inmunoglobulina A
No obstante, el experto trata de sacar el lado positivo y asegura que “el sexo es sólo una expresión de la intimidad de las parejas. Besar, cogerse de las manos, elogiar y hacer regalos inesperados a la otra persona también pueden ayudarnos a sentirnos conectados con la otra persona emocionalmente, incluso si no tienen apenas contacto físico”. O también, puedes tratar de reavivar tu vida sexual y echaros unas risas recordando aquella mala racha.
6. El riesgo de disfunción eréctil se eleva
El roce hace el cariño, y mantener tu miembro viril inactivo durante demasiado tiempo aumenta las posibilidades de que, una vez te metas en faena, no responda tal y como esperas. Es más, según un estudio publicado en el 'American Journal of Medicine', el riesgo de sufrir una disfunción eréctil se duplicaba frente a aquellos varones que practicaban sexo al menos una vez a la semana. Los investigadores explicaron que esto ocurre porque el pene es un músculo que, como cualquier otro, hay que ejercitar: al mantenerlo activo habitualmente se mantiene en plena forma y se preserva toda su potencia.
7. Te deprimes, pero no por falta de sexo
Una mala racha sexual se traduce en bajón. Pero en el caso de las féminas no porque echemos de menos que nos exciten, disfrutar de orgasmos o, cuando menos, tener contacto físico con otra persona, sino porque el semen nos anima. Tal cual.
Así lo asegura un estudio publicado en 'Archives of Sexual Behavior' según el cual las mujeres cuyas parejas usaban condones no dejaban de sentirse tristes pese a aumentar el número de relaciones sexuales a la semana. Al observar que en aquellas que practicaban sexo sin protección masculinos mejoraba su humor, los investigadores determinaron que la ausencia de algunos compuestos químicos que se encuentran en el semen –como la melatonina, la serotonina o la oxitocina–, podía ser la responsable de su estado de ánimo. Claro que esta afirmación, tal y como reconocieron los propios autores, es un arma de doble filo teniendo en cuenta los terribles riesgos de no utilizar anticonceptivos.
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