Esto de las relaciones nunca se me ha dado bien. En realidad, creo que a todos la hemos liado en algún momento, ¿no? No es fácil, pues hay etapas en las que vas de cita en cita intercambiando cenas, copas y fluidos que, realmente, no te llevan más allá de un desahogo y un vaciado de cartera.
Es por ello por lo que considero que no todo debería reducirse a eso. No sé cómo, pero siempre acabamos cayendo en banalidades absurdas y llamando “mi novia” a una chica cualquiera con la que lo único que haces es cenar, follar y decirle ‘te quiero’ por WhatsApp. Pero llega un momento en el que eso ya aburre.
No quiero a alguien que lo solucione todo con un beso y un “no pasa nada”; quiero a alguien que me escuche, que comparta mi vida. Y no solo que la comparta, sino que entienda lo que yo llevo dentro y reflexione conmigo. Que me cuente y que yo le cuente. No quiero ir de la mano, quiero ir mano a mano, emborracharnos con la vida a tragos muy largos, de esos que te rasgan la garganta y te provocan una resaca de cojones al día siguiente. Porque si no puedo reírme, quejarme y llorar con ella, entonces no merece la pena. Quiero que sea mi amiga.
Quiero hacer el amor; bueno, en realidad, quiero follar, follar mucho, descorchar un champán en mitad del polvo, perder la cabeza. Ciertamente, ninguno de nosotros sabe cómo usar el sexo, pues a veces lo utilizamos como un juguete, como un entretenimiento, pero el amor es solo para aquellos que saben soportar una sobrecarga psíquica. Por eso quiero que sea mi follamiga, porque quiero follármela sin pensar en sentimientos, únicamente sintiendo el calor de sus piernas abiertas y la belleza del placer reflejada en su cara. Quiero romper el colchón y llenar de sudor el suelo.
Mi novia, mi chica, mi… Me parece absurdo etiquetar a una persona, no quiero ser el dueño de nadie, no quiero que se tatúen mi nombre, ni que el mundo entero sepa que es mía. Hay gente que se obsesiona con estas etiquetas, pierden el sentido del humor, la perspectiva, se vuelven psicóticos, joder. Yo no soy de nadie, ni ninguna mujer es mía. Quiero que seas tú sin dejar de ser tú y que yo sea yo sin dejar de ser yo. Quiero encontrar a esa persona con la que ser algo más que toda esa mierda preestablecida, algo nuestro, algo distinto, nuevo y auténtico. Novia, amiga y follamiga…llámalo como quieras, yo lo llamo compañera de viaje.
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