jueves, 15 de octubre de 2015

Veintitodos

La decena de los 20 está llena de energía, de locuras, de experiencias, de besos, de alcohol y de orgullo. Pero también de miedos, incertidumbre, inseguridad y decepción. Seguramente sea la década en que ocurren más cosas y en la que conocemos al milímetro cada traviesa (¡qué nombre tan afortunado!) de la vía de una montaña rusa que no te devuelve al mismo sitio.
Estas son 29 de las lecciones que he aprendido hasta hoy, que cumplo 29:
(1) He aprendido que la única forma de disfrutar de las cosas es estar dispuesto a perderlas, que las armaduras te quitan golpes pero también caricias, que vivir con los brazos abiertos deja el camino igual de despejado al que te quiere partir la cara que al que te quiere dar un abrazo, y que no se puede optar a lo uno sin lo otro.
(2) He descubierto que hacen falta varios “no lo volveré a hacer” para no volverlo a hacer, (3) que la diferencia entre el número de errores y el número de disculpas se llama orgullo, (4) que las relaciones que más duran son aquellas en las que prefieres estar juntos a tener la razón (5) y que nunca es tarde para pedir perdón ni para dar las gracias a quien te cambió la vida.
(6) He aprendido que en la vida existen uno o dos sueños grandes y que los demás son pequeñitos (y que son realmente pocos los que apuestan a lo grande), (7) que es una cagada no dedicarse a lo que uno ama por preferir dinero, “status” o satisfacer a otros y que nadie debería ser su plan B.
“En la vida existen uno o dos sueños grandes y los demás son pequeñitos.”
(8) Que nunca sabremos lo que hay en nuestra vida paralela y que es el precio que toman los valientes cuando ven una bifurcación.
(9) He comprobado que el mundo es muy grande y que, si algún día soy padre, le pondré a mi hijo un mapamundi en la pared. (No quiero que piense como muchos que el extranjero es lo que está fuera del hotel). (10) Ah, y que no, no sabemos inglés.
(11) Que la decepción existe y tiene espejo, y que, a veces, no estar a la altura y la idiotez corren de nuestra cuenta. (12) He aprendido que existe poca gente mala y que tras quienes lo parecen suele haber solo un niño asustado. (13) Que la mayoría de las malas palabras esconden la petición de un abrazo desesperado.
(14) He aprendido que el mundo no se rige por la justicia o el mérito, que bueno y fama no son lo mismo y que lo sublime o la belleza jamás la creará el aplauso (15) y que si quieres dejar huella no puedes seguir los pasos de todo el mundo. (16) Que destacar está penalizado y es doloroso, porque no gusta ni lo muy bueno, ni lo muy malo, gusta lo igual, y que ser una excepción es la única forma de ser excepcional.
(17) He aprendido que no existen las garantías, sino las posibilidades, y que la mayoría de cosas que se logran no son fruto de un intercambio en el que “si haces esto, esto obtienes”, sino de una rifa que te toca o no, y donde lo único que podemos hacer es esforzarnos por tener el mayor número de boletos 
(18) He aprendido que solo hay dos tipos de papel que dan felicidad al hombre y ninguno es el dinero: el papel de regalo y el papel higiénico; y que, aunque se llama “ganarse la vida” a ganar dinero, por ganar dinero muchos se pierden la vida.
Sobre el éxito he descubierto muchas cosas. (19) Una es que ‘llegar lejos’ no es ser famoso o adinerado, sino ser mucho mejor que lo que eras en tu punto de partida; (20) otra, que lo contrario del éxito no es el fracaso, es no intentarlo; (21) y, la más importante, que donde más se ve a una persona de éxito no es en un traje o un maletín, sino en el brillo de los ojos de quienes le rodean.
“Si quieres dejar huella no puedes seguir los pasos de todo el mundo.”
(22) He aprendido que todas las veces que me creí superior a otro por ser más inteligente, más guapo o más rápido me vi superado por alguien que simplemente sabía amar
(23) Que la vida se divide en dos tipos de personas: los ignorantes que saben que lo son, y los que no, (24) y que crecer es descubrirse pequeño.
(25) He aprendido que hay que leer. (26) Que hay que leer mucho.
(27) He desaprendido a complacer a todo el mundo y asumido que para decir NO, debes saber a qué decir que SÍ.
(28) He aprendido que hay muchos tipos de relaciones, que unos vienen para quedarse y otros para enseñarte. Que lo que hace una relación verdadera no es el tiempo que alguien está a tu lado, sino el poso que te deja aunque sea en un instante.
He hecho tantas fiestas y con tanta gente en estos años que a quien se lo cuente, si no estaba, no lo creería, (29), y de todo ello he aprendido lo sencillo y necesario que es conocer y conectar gente, y que es más fácil rellenar una casa de muchos que llenarla con pocos.
Y, sobre el amor… Creo que a esta edad saber mucho es lo mismo que no saber nada. Podría escribir tantas lecciones que de hacerlo me obligarían a cumplirlas. Lo dejo para los (30). Solo diré que he amado, he disfrutado, he huido, he enloquecido, he sufrido y he perdido. Y aún así puedo decir, incluso gritar, que vale la pena seguir con el corazón abierto.

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