En estos últimos tiempos está de moda todo lo relacionado con la innovación en las prácticas sexuales de las parejas. Aunque exista todavía una visión predominante más tradicional, lejos quedan los tiempos en los que se veía como temas tabú el sadomasoquismo, la infidelidad u otras prácticas sexuales alejadas del sota, caballo y rey más habitual. Es muy posible que la explosión de fenómenos como 50 sombras de Grey hayan influido enormemente en esta nueva concepción de las relaciones en pareja, pero la realidad nos muestra que cada vez son más los casos de parejas que se liberan de esa losa de prejuicios y no temen en innovar en sus prácticas íntimas.
Durante mucho tiempo, el sexo era un aspecto oculto en las relaciones de pareja y las conversaciones sobre este placentero campo solo se reducían a los momentos previos y postcoitales. En cambio, actualmente es muy habitual ver cómo muchas parejas consideran tremendamente importante la felicidad sexual, al margen de la visión más abierta o cerrada que tengan sobre su relación, tal y como indican en Alternet.
Muchas terapias de pareja están introduciendo la innovación sexual como medio de solución a los problemas. Por tanto, es posible que puedan ayudar a las relaciones algunas actuaciones que antes se veían como algo negativo. Una de ellas es, sorprendentemente, la infidelidad. Está claro que los cuernos han supuesto infinitos conflictos y rupturas, pero terapeutas como Esther Perel opinan que el adulterio es de lo más común. Perel indica en una charla TED que a ella le gusta hablar de aventura porque es algo secreto, con una conexión emocional, más o menos grande, y con una fuerte conexión sexual.
Estos actos pueden suponer una experiencia traumática, puesto que pone en duda la opinión que tenemos de nuestro propio yo, como un gran amante, buena pareja y mejor padre. Pero las personas cada vez tienen mayores intereses, ganas de innovar y vivir experiencias nuevas, por lo que es muy posible que busquen esas vivencias fuera del matrimonio, ya que tal y como indica Perel, es imposible que el funcionamiento de este sea absolutamente perfecto.
Por qué el adulterio puede ser positivo
De este conflicto entre las creencias y el comportamiento, también habla el psicoterapeuta Shannon Sennott, que opina que cada vez más personas acuden a este tipo de clínicas porque necesitan que no se les estigmatice ni se les culpe por sus comportamientos o por ver atractivas a otras personas. Sennott cree que está habiendo un cambio en el comportamiento de las parejas, puesto que quieren introducir nuevas prácticas sexuales en su vida. Esta misma idea la defiende Tammy Nelson, que señala en The New York Times cómo se están cambiando muchas de las normas establecidas respecto a las relaciones de pareja y el sexo. E, incluso, la propia Perel llega a decir que el adulterio puede influir positivamente en una relación, ya que abre la puerta a hablar honesta y profundamente sobre los intereses y pasiones sexuales de los miembros, más allá de los prejuicios iniciales que a veces existen en una pareja.
El fracaso de muchas parejas al final llega por no conocerse entre ellos, más que por el simple acto de la infidelidad
Es cierto que una relación debe construirse a partir de verdades y esto no debe escaparse en el sexo. Todo el mundo, en mayor o menor medida, puede tener gustos sexuales alejados de lo que puede considerarse normal, por lo que es necesario pararse a hablar sobre estos gustos y buscar un punto de entendimiento. Por estos motivos, Sennott en sus terapias siempre pide que los clientes cuenten su historia sexual e intereses más ocultos, puesto que es necesario abrirse sexualmente pare poder disfrutar realmente de este placer.
El problema es que muchas personas, y parejas, no saben lo que les gusta y lo que no les gusta, porque no están acostumbrados a pedir, ni que les pidan y nunca se han sentado a hablar honestamente, indica Sennott. Por estos motivos, muchas relaciones se estancan, ya que no innovan, no buscan lo que quieren y la cama se convierte en el espacio más monótono de la casa. Perel en cambio, señala que hay que diferenciar entre la perspectiva del dolor y la traición del proceso de autodescubrimiento o conocimiento de nuestra pareja. Al fin y al cabo, el fracaso de muchas parejas al final llega por el desconocimiento mutuo, más que por el simple acto de la infidelidad.
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