miércoles, 14 de octubre de 2015

Así funciona la mente de la mujer fatal hoy.

Cuando solemos pensar en un narcisista, imaginamos por lo general a un varón con los agraciados rasgos del Narciso de la mitología griega, aquel que acabó arrojándose a las aguas absorto por la contemplación de su propia imagen. Hay multitud de investigaciones psicológicas que han intentado identificar los rasgos del narcisista, que forman parte de la triada oscura junto a la psicopatía y el maquiavelismo (o, por decirlo de otra forma, los cabrones sin escrúpulos), los tres pilares de las personalidades malvadas.
Los narcisistas están caracterizados por el orgullo, el egocentrismo y la falta de empatía. Además, sufren a menudo delirios de grandeza y distorsionan la realidad. No sólo eso, sino que, como explicaba una investigación de la Universidad de Gotemburgo, hay que tener cuidado con ellos, puesto que suelen causar una mejor impresión al conocerlos, ya que son personas abiertas, populares y extrovertidas. Visten bien, sonríen más, están muy seguros de sí mismos y resultan más graciosos. Algo así como Patrick Bateman en 'American Psycho'.


Además, parece ser que son muy buenos en la cama, como explicaba la psicóloga Peg Streep. ¿Por qué? Porque para un narcisista lo más importante es conseguir que las personas con las que se relaciona se conviertan en sus admiradores, por lo que se esfuerzan por cumplir en todos los aspectos de la vida, especialmente en la cama. En realidad, les da igual lo que su pareja experimente, siempre y cuando ello termine convirtiéndole en objeto de adoración.
Pero una nuevo estudio publicado en Personality and Individual Differences nos obliga a pensar también en la versión femenina del narcisista, que los propios autores califican de “mujer fatal”, en honor al lugar común del cine negro, y que se define por dicho narcisismo. Como explicaba Juan Carlos Rodríguez en su ensayo 'La representación de la mujer fatal en el cine negro', tradicionalmente esta había sido “una mujer bella, con un gran habla para convencer, poderosa e independiente, que mentirá de cualquier forma para conseguir lo que quiere”. Un retrato muy parecido a aquel que define la teoría de la triada oscura.
Cuidado con las apariencias
El estudio ha sido realizado por tres investigadoras de la Universidad de Liverpool –Victoria Blinkhorn, Minna Lyons y Louis Almins–, que explican que, aunque la mayor parte de la literatura científica se centre en los hombres, las mujeres también pueden encajar en el perfil de la narcisista. Las autoras dejan claro no obstante que en líneas generales los engreídos peligrosos son mucho más abundantes que las mujeres fatales, y que también ellos suelen forzar sexualmente a sus parejas con mayor frecuencia. Lo cual no quita para que un porcentaje de mujeres se comporte de manera peligrosa, como descubrieron tras analizar a 329 de la Universidad del Noroeste.
¿De qué manera? Como resume en un artículo de 'Psychology Today' Rebecca Cofey, y al igual que ocurre con los hombres, las mujeres que obtienen una puntuación más alta en la conocida como Escala de Persistencia Sexual Después del Rechazo (en inglés, 'Post-Refusal Sexual Persistence Scale'), una encuesta de 19 preguntas que miden la propensión de un individuo a la coerción sexual, las mujeres narcisistas tienen más papeletas de convertirse en acosadoras. La principal diferencia respecto a los hombres es que, mientras estos tienden a utilizar la fuerza física para salirse con la suya, ellas utilizan estrategias mentales más sutiles, como las mentiras y las amenazas.
Muchos varones con un alto sentido de sus derechos tienden a imitar la vertiente más psicológica de la manipulación femenina
Aún más, las autoras señalan que tanto hombres como mujeres manifiestan que el rechazo sexual los excita y los anima a seguir adelante en su intento de conseguir que la otra persona se rinda a sus encantos, una buena clave a la hora de entender cómo funciona la mente de los violadores. Curiosamente, muchos varones con un alto sentido de sus derechos tienden a imitar la vertiente más psicológica de la manipulación femenina, mientras que aquellos que se ven como líderes tienden a adoptar un espectro mucho más variado de herramientas de persuasión sexual.
“Nuestros resultados demuestran que las diferencias entre géneros pueden diferir significativamente cuando se investiga el impacto que el narcisismo tiene en un tipo concreto de comportamiento como la coerción sexual”, señalan las investigadoras en la conclusión del estudio, que asegura que no deberíamos olvidarnos de la mujer a la hora de investigar el narcisismo ni las agresiones sexuales. Ello no quiere decir, obviamente, que el hombre no siga siendo con diferencia el principal culpable de la mayor parte de violaciones que se producen al año: según el Instituto de la Mujer, el pasado año se produjeron 126.742 denuncias por violencia de género, y este año 30 mujeres ya han sido asesinadas por sus parejas.

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