viernes, 11 de marzo de 2016

El Amor No Me Lo Digas, Házmelo

El amor no me lo digas, ni me lo cantes, ni me lo decores con versos o prosa. El amor, házmelo. Házmelo con tu forma de cuidarme el día que me encuentro mal, o preparando ese plato que sabes que me encanta… Házmelo pasando tiempo conmigo, escuchándome cuando no necesite consejos ni soluciones, y abriéndote de verdad para que pueda conocerte…

A veces nos llenamos la boca de promesas y elogios, y alimentamos la relación a base de “te quieros” al aire, pero en realidad lo que más importa es lo que realmente hacemos, lo que dicen nuestras acciones, que hablan mucho más alto que nuestras palabras.

“El amor se demuestra con hechos”
A todos nos ha podido encandilar alguna vez una persona por su forma de escribir, o de hablarnos al oído. Enmarcaríamos algunas frases que nos escribe por Whatsapp, y a veces se vuelve difícil distinguir si nos encanta pasar tiempo a su lado o si estamos más bien enganchados a su forma de hablarnos.

Coleccionar frases bonitas no garantiza el éxito de una relación. A veces nos sumergimos en una vida en pareja llena de demasiadas palabras y pocas acciones reales, y nos cuesta encontrar el momento para decir “se acabó”, porque aquello no lleva a ningún sitio. Otras veces es justo lo contrario, y aunque la pareja no nos empape con cartas de amor, sentimos que está ahí para lo que necesitamos y demuestra con actos una y mil veces lo mucho que le importamos.

“La belleza de una flor proviene de sus raíces.”
Por supuesto que las palabras visten, pero como ocurre con la ropa, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. No se trata de decorar cada vez mejor la relación, para que cada vez suene más bonito lo que uno siente, sino de hacer crecer lo que sentimos, algo que realmente se notará en nuestros gestos más simples y los actos más espontáneos.

“La clase de persona que eres habla tan alto que no me deja oír lo que dices” Ralph Waldo Emerson
El amor es como una planta que necesita ser regada, y no es suficiente con la pasión del inicio, esa que toda relación tiene cuando se acaba de comenzar. Hasta las mejores historias de amor se pueden echar a perder por descuido, por falta de atención en las palabras, pero sobre todo en los actos.

Racionalmente y de forma consciente podemos controlar las palabras, pero los hechos hablan desde el inconsciente, y también los sentimos desde nuestro lado más primario. De forma sutil acabamos por dejar claro lo que realmente hay, y por eso a veces podemos notar que nos falta algo en alguien aunque las apariencias muestren una sensación de perfección.

También los actos pueden ayudarnos a descubrir si realmente queremos a una persona, cuando la duda aceche. Analizando los actos propios pasados podemos entender lo que realmente queríamos, lo que decían nuestras acciones. Siempre estamos a tiempo de volver a empezar, de marcharnos y dejarlo, o de elegir quedarnos impulsando con todas nuestras fuerzas a la relación para que el amor que haya por las dos partes supere las palabras y realmente se manifieste en pequeñas grandes acciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario