¿Te exiges demasiado? ¿Te comparas constantemente con los demás y tienes la sensación de no dar la talla? ¿Te angustia el futuro? ¿No te permites ningún error, ni siquiera dudar frente a algo? Son las preguntas que plantea el psicólogo Walter Riso en su nuevo libro Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz (Editorial Planeta, 2016) que tiene la premisa de que nacemos para ser felices, no para ser perfectos.
Riso es un auténtico fenómeno de masas. Ha publicado 25 títulos de divulgación, seis de psicología para universidades y, de toda esta culta marabunta de letras, ha vendido más de cinco millones de ejemplares y lo han traducido a doce idiomas.
Lleva más de treinta años de consulta, así que probablemente habrá visto estampas más insólitas en su despacho que en una rave psicodélica. En otras palabras: el doctor Walter Riso, aparte de ser hiperactivo con el teclado, ha revolucionado a medio mundo con la psicología cognitiva (los procesos mentales que están implicados en el proceso del conocimiento, como la percepción, la memoria o el aprendizaje). Su mensaje es como para tatuárnoslo: “La realización personal no está en ser ‘el mejor’, sino en disfrutar plenamente de lo que haces”.
Así que limpiemos nuestras mentes. Liberémonos, y sorprendamos a la humanidad con nuestra alegría desbordada. Desprendámonos, y se dice fácil, del perfeccionismo obsesivo, del estrés, de la fatiga, de la ansiedad y de la frustración. ¿A que ya nos vamos sintiendo un poco mejor?
He aquí, según el gurú de la felicidad, diez errores típicos que debemos evitar:
1. Maltratarte porque no eres como ‘deberías ser’ es acabar con tu potencial humano.
2. No te compares con nadie: la principal referencia eres tú mismo.
3. Las personas normales dudan y se contradicen: las “creencias inamovibles” son un invento de las mentes rígidas.
4. Desinhibirse es salud: no hagas de la represión emocional una forma de vida.
5. Reconoce tus cualidades sin vergüenza: menospreciarte no es una virtud.
6. La culpa es una cadena que te ata al pasado: ¡córtala!
7. No te obsesiones por el futuro: ocúpate de él, pero no dejes que te arrastre.
8. Someterte al “qué dirán” es una forma de esclavitud socialmente aceptada.
9. Permítete estar triste de vez en cuando: la euforia perpetua no existe.
Siempre se habla del amor incondicional como algo que siente un padre por su hijo o al que se puede atisbar en algunas parejas, pero el mayor amor incondicional debería ser el que se siente por uno mismo. A partir de ahí se pueden crear vínculos de diferente intensidad con la gente que nos rodea, pero si nos boicoteamos y nos machacamos no podremos proyectar relaciones sanas hacia el exterior ni alcanzar la plenitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario