Aunque no sea evidente a simple vista nuestro comportamiento está en muchos casos determinado por: paradigmas.
Un paradigma puede ser definido como una costumbre o creencia que asumimos como “ley o verdad”. Luego de que aceptamos un paradigma nuestras acciones se hacen automáticas, tradicionales y normales.
¿Qué tal un ejemplo?
Existe el paradigma de que “si no te haces con un título universitario serás nadie en la vida”. Cuando lo aceptamos así terminamos condenando nuestra juventud a un salón de clases, destruyendo nuestra capacidad creativa y enterrando cualquier posibilidad de emprendimiento. Hemos aprendido que “título universitario” significa “trabajo seguro” y esto es totalmente falso. Veamos a la universidad simplemente como una fuente de conocimientos necesarios para construir pensamientos y razonamientos lógicos que nos serán útiles para resolver problemas, no como hasta ahora ha sido conceptualizada: como una fábrica de mano de obra barata.
¿Cómo romper con lo tradicional?
Rompiendo paradigmas.
Una cualidad de los rebeldes es que no aceptamos ir por la vida haciendo ni diciendo las mismas cosas que los demás, cuestionamos todo lo que encontramos a nuestro paso, levantamos nuestra voz contra aquello que no nos gusta y le decimos al mundo ¡Vaya que apesta la costumbre!
¿Qué se adapta más a nuestra generación?
La innovación: proponer nuevas formas para solucionar problemas, buscar información en nuevas fuentes de conocimiento, tomar de la universidad sólo aquello que nos será útil para nuestro proyecto personal, hacer mejor algo que ya existe, emprender en lugar de “buscar empleo”, salir de la zona de confort y correr riesgos en lugar de buscar “estabilidad” y muy importante: ¡Intentar! ¡Intentar! y volver a ¡Intentar!
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