1. Dice que “no eres como las otras mujeres”. Te elogia… pero comparándote con ellas.
2. No le caen bien tus amigos hombres.
3. Usa palabras como “zorra”, “maricón”, “p*to” o “p*ta”. Se refiere a las mujeres como “esa vieja”.
4. Nunca se disculpa. Sin embargo, espera que tú le perdones todo.
5. Minimiza lo que sientes. Si dice que estás de malas porque “estás en tus días” o que no se te puede tomar en serio cuando lloras. ¡Pf!
6. No te toma en serio cuando hablas de machismo y sexismo. Y, además, cree que se trata de él todo el tiempo. Recurre al “no todos los hombres” a la menor provocación y niega la existencia del patriarcado.
7. Cree que la friendzone es una injusticia.
8. Piensa en el amor como en un juego de conquista. Cree en los roles de género en los que los hombres son “cazadores” y las mujeres se hacen las difíciles.
9. Se queja de lo “políticamente correcto”. Cree que el hecho de preocuparse por los sentimientos de los demás amenaza su derecho a hacer chistes clasistas, racistas o sexistas.
10. Es agresivo físicamente. No necesariamente se trata de golpes (¡aunque éstos son una señal inequívoca de que debes alejarte lo más pronto posible!), pero si ya le dijiste que no quieres besarlo y de todos modos insiste, o te presiona para tener relaciones sexuales, quiere decir que no respeta tus límites y puede ponerse peor más adelante.
11. Critica a las mujeres por su apariencia. Como si tuviera toda la autoridad para opinar sobre los cuerpos de las mujeres.
12. Te interrumpe. Cuando platican, monopoliza la conversación. No deja que termines de hablar y, además, sube la voz y habla rápido para no dejar ni un espacio libre.
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