Dolor de cabeza atroz, esa llamada indebida, la entrada en números rojos en la cuenta… ¿Te resulta familiar? Quizás fue un gran evento, o una noche cualquiera no planeada. Pero ahí está ella, tempranera, la cruz de la moneda: la resaca. Y sonríes, con esa media sonrisa que te delata, rememorando cada una de las caras, bailes, risas y copas de más o de menos que viviste anoche. Y con esa sonrisa te pasas el día, aunque tengas una comida familiar, recital del coro, o conferencia de Naciones Unidas a la que asistir. Dando gracias al inventor de las gafas de sol y enfrentándote sin temor al día con un lema por bandera: A lo hecho, pecho.
Una noche con tus amigos a cambio de un día tortuoso… ¿Es necesario? Rotundamente sí, es necesario.
¿Por qué?
Por la Intensidad
Intensidad en las historias que componen tu vida; se requiere un poco de locura para mantener el equilibrio. La rutina es sanguinaria, pero una noche así puede combatirla ferozmente. Quizás acabéis planeando un asalto a un banco con tus amigos, o imaginando emprender el mítico bar, o quizás conozcas, por casualidad remota (porque hoy se han alineado los astros para ti), a la persona que cambiará tus días, o no, y siempre nos quedará otro Gin. Historias legendarias que no cambiarías, que le ponen un poco de picante a tu día a día.
Por Conquistar el mundo
-Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?
-Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, ¡tratar de conquistar el mundo!
Y es que con una cerveza en mano se entiende todo mejor. Y por eso en las mesas de los bares se ha solucionado ya la crisis, más que en cualquier mesa del Gobierno. Y también se ha filosofeado de nuestra existencia y vida sin citar a Platón o a Sócrates…. ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Pues venimos de Rats y vamos a Gabana, que vaya moña llevas, amigo. Y lo más importante: es el principio de muchas ideas, sueños, planes y viajes. El mundo a vuestros pies.
Por Desinfección
El alcohol desinfecta las heridas de la piel, y también las del alma. A veces se necesita airear la herida antes de dejar de tocarla para que se cierre. Y mejor si están ahí ellos para recoger tus pedazos y recomponerte. Algún día os reiréis de aquel Gintonic al que le añadiste unas lagrimillas para acidar el sabor. Higiene emocional en una barra de bar.
Por el Rock&Roll
Estáis en el bar, escucháis vuestra canción favorita, pedís silencio a los que os rodean, os vais a marcar el solo, a grito pelao, aunque sea en inglés, a pesar de que con vuestra pronunciación hagáis llorar a Vaughan. Por ese momento, vendo Troya al mejor postor.
Por Brindar
Que como dice el gran Calamaro, “brindo por las mujeres que derrochan simpatía”. Y por seguir al pie del cañón, y porque no hay crisis económica o personal que nos pueda robar el ánimo de brindar. Y brindo por ellos, por mis amigos, los que me aguantan, los que viajamos, los que vivimos&morimos juntos; no sé si serán mejores o peores que los vuestros. Pero son los míos. Y de vez en cuando viene bien brindar por lo bueno que te rodea.
Lo dicho, son necesarias. Un ibuprofeno más y una pena menos, que todos los días sale el sol, chipirón.
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