jueves, 19 de febrero de 2015

El Cerebro Erótico: La Neurociencia, El Amor Y Los Humanos

La importancia de una teta y un falo tiene más de biología que de otra cosa, según la teoría que rescata el experto en neurociencia Adolf Tobeña en su libro El cerebro erótico. Sí, somos más salvajes y trogloditas de lo que nos creemos, y no es un lastre, tiene base real (además de “monógamos imperfectos”, como destaca el especialista).

Seguro que ya sabías que, en cuestiones de enamoramiento, somos muy similares a los animales. Esto viene de nuestro pasado. Bueno, el cunnilingus es más viejo que el personaje del imaginario español llamado Carracuca. Así es y así te lo contamos, milenario.

La razón ha traído algún que otro disgusto, por su obsesión en engañarnos. También en algo tan placentero como es el sexo. Todo resulta un poco más fácil de tragar si te lees El cerebro erótico, del profesor Adolf Tobeña, y le lanzas toda la culpa, por así decirlo, a la biología, a la necesidad de reproducción, al deseo. Para su autor, la atracción y otros términos actuales son cuestión de moda, de forma, porque el contenido sigue siendo el mismo: las conexiones neuronales, los impulsos, nuestro cuerpo y ningún otro disfraz.

Según su teoría, todavía nos comportamos, y nos comportaremos, como animales. “Las tetas, el culo y la melena, esto es publicidad sexual”, explicaba Tobeña en una de sus conferencias. También desvelaba que los hombres tienen menos testosterona para focalizar y que las mujeres enamoradas “son más potentes”. “Ellas tienen relaciones extramaritales porque, estando en celo, sienten la necesidad natural -biológicamente hablando- de reproducirse con los machos”.

“La cara de algunas actrices resulta más atractiva por su parecido con el de una niña”, afirma Tobeña, que habla con total libertad del porno, sin ningún tipo de tapujo ni taparrabos. Aunque algunas de sus explicaciones se hacen difíciles o indeseables de entender por su alto grado concentrado de generalización, la teoría de Adolf Tobeña incluye alguna que otra buena frase, de este estilo: “El orgasmo es como un estornudo”. Bueno, pues que os salpiquen muchos mocos en este nuevo año.

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