¿Has creído en algún momento que tu vida caería en un abismo si esa persona a la que quieres se va? Y por más que quisieras retenerla a tu lado, ella te dice “¡no, qué va!”
Parece que el amor crea dependencia, y, de hecho, muchos creen que efectivamente es así; seguramente por esa idea de “te entrego mi corazón” o, quizás, “te lo robaste”. El amor, como todo en esta vida, también tiene un principio y un fin, y no me refiero a una fecha de comienzo y de terminación, sino a aquello que lo sostiene y que lo puede hacer derrumbar. El amor no es en ningún caso una dependencia, al contrario, es la libertad para expresar a mi manera mis sentimientos, para explicar con mis propias palabras las razones de aquello por lo cual yo estoy enamorado de ti. Se trata de ser tú mismo, con tus virtudes y tus defectos, sin necesidad de tapar lo que eres y de fingir lo que no eres, porque lo que lo hace puro es que “tengo esto para darte” y qué bueno que es lo mismo que esperas tú.
Enamorarse es como una droga pero sin sus efectos nocivos, porque se trata de ilusión y alegría, de felicidad y a veces tristeza; son muchas las emociones que invaden nuestro pecho y también nuestra cabeza. Pensamos más claramente aunque parezca que no, porque existe alguien que nos importa y que nos hace mejor; es así, así es el verdadero amor. Te quiero cerca todo el día porque eres salud para mi corazón y cuando no estamos juntos yo te extraño un montón; y no quiero que pienses que por querer algunas veces estar solo yo soy el peor; porque aunque puedo estar sin ti, yo contigo estoy mucho mejor.
Y es aquí donde reposa el principio del que antes les hablaba, en el hecho de que nada sirve que digamos “te quiero” si por nosotros mismos no sentimos nada. Una relación no debe construirse sobre la base de la dependencia porque será un fracaso total y rotundo; sin amor propio esa pareja no sería más que un refugio haciendo que esa ilusión se derrumbe en segundos. ¿De verdad queremos que perdure? Pues no dejemos de ser nosotros mismos por ningún motivo, o me quieres como soy o mejor mandamos esto al olvido; y no es malcriadez ni tampoco es un capricho, sino se trata de esa naturalidad que quiero tener cuando estoy contigo.
Podríamos ser el amor equivocado en el momento perfecto, como dice Bárbara Esteban, pero si te fueses de mi vida debo decirte que morir de amor para mí no vale la pena, porque mucho antes de quererte como te quiero me lo dije a mí mismo y ese ha sido el lema. Te puedo entregar voluntariamente todo el amor que conozco, y si tú sientes lo mismo… ¿qué tal volvernos locos?
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