Te mola eso de vivir solo/a desde la primera hora del día. Te mola levantarte con los ojos llenos de lagañas, ir al baño y dejar la tapa del váter levantada, ponerte cualquier cosa encima del pijama e ir directamente a la cocina a hacerte el primer café del día sin importarte parecer un orco o un gremlin. Luego te lo tomas poco a poco, leyendo el periódico o escuchando música… Como si quieres leer a Kafka o Schopenhauer, o ver porno matutino, allá tú… Sin dar explicaciones a nadie y sin tener que aguantar a nadie dando la tabarra.
Pero no solo eso, también huyes de las discotecas, las macro fiestas, los cumpleaños con asistencia masiva de invitados… En pocas palabras, te encanta la libertad que ofrece la vida en solitario, pero tus amigos y familiares piensan más bien que eres un huraño, una especie de mezcla entre el Grinch y Shrek en sus versiones iniciales, antes de volverse cursis. Sin embargo, a partir de ahora podrás callar más de una boca. No dejes de leer, porque posiblemente no es que seas un solitario rarito… ¡en realidad eres un puto genio!
Susana Cain, abogada y autora de El poder de los introvertidos, y cara habitual de las TED Talks (que en Código Nuevo compartimos a menudo con vosotros), lo tiene muy claro. Cain afirma:
“Tenemos la creencia de que toda creatividad y productividad proviene de un lugar extrañamente sociable. Sin embargo, la soledad es el ingrediente crucial de la creatividad. Darwin daba largas caminatas por el bosque y rechazaba enfáticamente invitaciones a fiestas. Steve Wozniak inventó la primera computadora Apple encerrado en su cubículo de Hewlett Packard, donde trabajaba entonces. La soledad importa. Para algunas personas, incluso, es el aire que respiran”.
Ya lo sabes. No te sientas mal si te llaman friki por pasarte el día enganchado al ordenador. No eres un friki, sino un genio y multimillonario en potencia… Y Cain no es la única que piensa que el gusto por la soledad es propio de mentes más despiertas y, por qué no decirlo, brillantes. Ya en 1994, el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi (no intentes leer su apellido con la boca llena, por favor) aseguraba tras realizar un estudio que los adolescentes que soportan menos la soledad también demuestran ser menos creativos. Ahora es el momento en que, si de pequeño tenías un amigo imaginario y se burlaban de ti, puedes decirlo bien alto y presumir de ello. Eres la hostia.
Si nos ponemos en plan técnico, la psicóloga Mireia Darder define la soledad como “un movimiento de contracción necesario para recuperar el equilibrio”. Vale, esto puede sonar más a una lección de fitness que a otra cosa, pero Darder es clara en sus palabras: “la soledad es la única oportunidad de conectar con uno mismo”. Añade que además es una buena ocasión para conocerse a uno mismo, escribir, pintar… vaya, para hacer lo que te salga de donde ya sabes.
Así que no te sientas raro por el simple hecho de gustarte la soledad pura y dura. En realidad, es probable que tengas una mente privilegiada. Tampoco seas muy rencoroso con los que te lo reprochan constantemente. Los pobres son intelectos inferiores, no saben lo que hacen.
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