¿Cuál es la forma correcta de amar? Nadie lo sabe; todos nos creamos nuestras propias versiones sobre “lo que es amar” y muchas veces concluimos lo que significa según la conveniencia del momento. Escuchamos a otras personas, tomamos de ellas lo que nos gusta y descartamos lo que no y así armamos nuestra propia torta. Si nos lo estamos pasando bien, decimos que el amor es bonito; si nos colman la paciencia, decimos que el amor es una mierda.
La teoría que sostiene que el amor es siempre bonito es simplemente ridícula. Nos hace creer en una fantasía sobre perfección, risas y alegrías infinitas muy distantes de la realidad y de cómo es realmente la vida. Es mentira, no siempre estás bien aunque estés enamorado y compartiendo con la persona que dices amar porque, así como los días tienen sus momentos de oscuridad, el amor es igual. Creer en esta teoría es querer decepcionarse a cada rato y terminar creyendo que el amor es perversidad. Se dice que “quien te ama no te hace llorar”, lo cual es una verdadera tontería, pues hasta cuando lloras de tristeza por alguien, sea una pelea o un desacuerdo, descubres lo que es querer.
Otra teoría dice que el amor es un equilibrio. ¿Equilibrio de qué? Si nadie se pone a contar el número de alegrías y rabietas para concluir: “Bueno, llevo 50 y 50; ¡ay! Qué bello es este amor”. El amor no puede ser equilibrio porque no es un ejercicio matemático y, si lo fuera, nunca te va a cuadrar. Si no logramos conservar el equilibrio sobre nuestras propias emociones, no podemos pretender que al sumarlas con las de otra persona la cosa se va a equilibrar; eso es irracional.
Ahora bien, mi teoría es una locura y solo quienes estén locos la van a captar: yo sostengo que amar también es odiar. Porque no hay garantía de alegrías eternas y es hasta sano cuestionar la felicidad en busca de razones que la sostengan, aunque dudemos sobre si queremos o no continuar. Amar también es odiar porque existirán días que estaremos de mil ánimos para verla y otros días preferiremos soledad, lo cual es muy saludable si nos queremos equilibrar. Amar también es odiar porque cuando nos provoquen una rabieta es mentira que la queremos, lo que deseamos es que se vaya al demonio, aunque en poco tiempo eso volverá a cambiar y la empezaremos a extrañar. Amar también es odiar porque unos días caminaremos agarrados de la mano y todo alrededor nos parecerá ideal; sentiremos esa fantasía de la primera teoría pero sin duda que otros días eso cambiará.
Y esto es lo bueno de esa bipolaridad que es amar, porque si todas tus emociones, sean alegres o tristes, son para la misma persona, entonces abrázala, porque eso es amar.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEntiendo, respeto y evidentemente difiero.
ResponderEliminarAmar engloba muchos tipos y modalidades, tú te refieres al amor de pareja; en mi humilde punto de vista: no se trata de bipolaridad sino de matices ... Es comprender que la otra persona es un ser único y puede estar maravillosamente en desacuerdo conmigo ( y no por ello la odio o la repelo ). La sigo amando aunque no esté yo de acuerdo con su apreciación y proceder del momento.
Espero haberme dado a entender, quedo al diálogo abierto y respetuoso.