Las relaciones humanas son la clave que determina nuestras vidas. Somos lo que somos dependiendo de quién nos rodea, de las etapas que pasamos y sobre todo de las personas con las que compartimos esos momentos. Pueden variar, volver, irse, desaparecer o permanecer siempre a tu lado, pero siempre dejan huella.
Eso sí, hay formas y formas de marcar en los demás, y por desgracia no siempre llueve a gusto de todos. Sí, hay gente insoportable y tienes que aguantarte. Pero, por suerte, la historia de la humanidad nos ha dejado unas cuantas reglas básicas de supervivencia en caso de que llegue ‘el pesado o pesada de turno’ a tocarte la moral.
Ellos son lo que comúnmente conocemos como gente tóxica. Un repelente maravilloso que transmite todo tipo de energías negativas y explora nuevas maneras de convertirse en virus (de cualquier tipo). Pero podéis estar tranquilos, queridos mileniales, no hay mal que por bien no venga.
Aquí tenéis las 7 maneras de llevar lo mejor posible vuestra obligada ‘convivencia’ con los tóxicos de este planeta:
1. Déjales volar
No pretendas que cambien. Deja que la toxicidad baje poco a poco (si es que baja). Lo importante es que no capten que pretendes modificar su comportamiento, porque la presión provoca un efecto rebote. Si perciben que vas a ‘tocarles’, reaccionarán fatal y se resistirán a cualquier tipo de relación normal. Hagas lo que hagas, ponte un poquito de chill out en las orejas y todo saldrá mucho mejor.
2. Porque tú lo vales
Grítatelo una y otra vez. No desesperes, lo bueno de ser mentes pensantes es que podemos decidir qué queremos y qué desechamos a nuestro alrededor (casi siempre). Tú eres el que realmente sabes qué te hace feliz, no dejes que invadan tu espacio con mala energía. Así que, atención, no debes flagelarte, no debes transformarte en ‘la niña del pozo’, pero deja las cosas claritas. Dile que deje de hablar de su novio cada 10 segundos, o que si lo hace lo haga en playback. No seas demasiado flexible, acabarás con los ojos en blanco y vomitando espuma por la boca. Pero, repito, hazlo con delicadeza (ya sabes, si bebes, no conduzcas).
3. Sal del bucle
Es inevitable la indignación precoz, incuso la ira absoluta e instantánea hacia esas personas molestas que te encuentras en tu día a día. Aun así, debes aprender a dejar un trozo de esa rabia para la oportunidad y para la compasión moderada. Cuando odias a alguien, odiar solo empeora las cosas. Reflexiona sobre el mal rollo en cuestión e intenta limar asperezas empezando por tu forma de enfocar las cosas. Solo así acabarás sobrellevando la espiral tóxica.
4. Su misión es tu misión
Sí, debes mirar su papel en el mundo como una peli en la que se suceden los giros de guion inseperados pero que tiene un grandioso final feliz. Los tóxicos son enviados del señor que, por mucho que pretendan abducirte, no hacen otra cosa que hacerte crecer como persona. Las hostias en la vida son fundamentales (o eso dicen). Quizás así todo tenga más sentido para ti.
5. No seas su osito de peluche
Una cosa es que juguéis juntos en el trabajo, y otra que jueguen con tus emociones. Intenta no acercarte demasiado y no caerás en sus redes. Que no te afecte la negatividad, sabes que al fin y al cabo todo lo que sientas dependerá de ti. Una resupuesta inteligente (o indiferente) siempre saldrá victoriosa.
6. Abandona tus propios virus
Muchas veces nos creemos que estamos rodeados de gente tóxica, y la mayor parte de ellos solo son un reflejo de nosotros mismos. Antes de empezar a odiar al mundo, ‘escanéate’ un poco y mira en tu interior. Aún estás a tiempo de que todo lo que ocurra a tu alrededor sea parte de un macabro plan del mundo contra ti. Vacúnate primero.
7. Deja que fluyan…
No es fácil encontrarse, y muchos de esos seres tóxicos aún no han cumplido su ciclo emocional. No siempre es el momento para todos, la vida otorga un camino distinto para cada persona, por lo que cada uno lleva su propio ritmo. No intentes que crezcan cuando a ti te convenga, deja que todo fluya. Algún día lo entenderán todo (aunque solo sea la sinopsis).
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