“No digamos adiós, mejor será un hasta luego”. Esta es una expresión común cuando alguien que queremos se va y quizás no la veamos de nuevo. Una despedida que no deseamos termina siendo considerada una maldición, pero si el mundo gira sin freno, ¿nos encontraremos de nuevo tú y yo?
Qué maravilloso es todo cuando simplemente comienza, dos personas ilusionadas sin límites y con completa conciencia; unos locos enamorados que se adoran sin dudar hacen creer al mundo que nada los detendrá. En el compartir del día a día no solo hay alegrías, sino también peleas, porque una relación es un “paquete todo incluido” y lo sabemos desde que empieza; pero esos detallitos no nos hacen retroceder, porque nos queremos tanto que cuando ocurra nos diremos “lo arreglaré”. El amor tiene muchos defectos y es un tonto quien preste atención solo a las virtudes, porque será consumido cuando la situación se ponga difícil, siendo el primero que dude.
Compartimos tantos momentos juntos y que vale la pena recordar, porque cuando estábamos juntos creía poder volar; y es que de alguna forma los sentimientos me hacían creer que era cierto, que mientras nosotros dos estábamos por las nubes los demás no podían levantar sus pies del suelo. Fuimos mejores amigos, fuimos confidentes leales; y parece que la misma suerte que te puso en mi camino hoy hace que te marches. Las razones están claras, ninguno tiene nada más que buscar; ¿seguiremos siendo amigos o nos dejaremos de hablar?
Esta pregunta estoy seguro de que más de uno se la habrá hecho; pero mi consejo es que la distancia cura más rápido el despecho. Encapricharse por miedo en una relación que ya no podrá caminar es como mantener viva a una mascota que sufre, por no quererla sacrificar. Hoy se va de tu vida dejando cosas buenas y malas… ¿por qué hacer de la despedida una brutal tela de araña? No queramos retener el agua que por naturaleza ha de correr, una despedida no es el fin del mundo cuando uno sabe querer.
No intentaré interrumpir tu partida como si tu vida fuese de mi propiedad, si te quieres ir eres libre, aunque te voy a extrañar. Ha sido una gran experiencia poder tenerte a mi lado y estoy convencido de que recordaré siempre lo bueno y aprenderé de lo malo. Ha llegado el momento y me tengo que despedir; pero quiero darte las gracias por todas las veces que me hiciste sonreír, y si somos el uno para el otro: que la vida nos vuelva a unir.
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