jueves, 12 de febrero de 2015

Ni sumisa, ni solapada, ni complaciente. Una crítica a 50 Sombras de Grey.

Evito criticar libros, escribir me parece una labor complicada y digna de admirar pero desde hace un tiempo me viene rondando en la cabeza criticar la nefasta trilogía “50 sombras de Grey”. Soy consciente que es la novela británica más vendida de la historia con más de 40 millones de ejemplares vendidos y que ha sido catalogada como el libro erótico que revoluciono el concepto de sexo en las mujeres, pero quiero hacer  un alto en el camino, para  evitar que más mujeres en el mundo pierdan su tiempo leyendo 1.792 páginas de esta trilogía, que fue escrita en menos de un año, ¡a que no adivinan porqué!
Personalmente dejando a un lado la perversa calidad literaria con la que fue escrito “50 sombras de Grey” , no es una propuesta interesante que dé ideas a las mujeres del mundo para liberar “su diosa interior” como lo señala la protagonista 60 veces en el libro, si no que nos enseña a ser sumisas, asolapadas y complacientes.

Para los que han tenido la fortuna de no leer este libro, aquí va un resumen. La historia se centra en una estudiante universitaria, virgen, inocente, humilde que en pleno siglo XXI  no ha experimentado ningún tipo de sexualidad. El destino la une con un tipo enigmático, rico y excéntrico que le gusta el sadomasoquismo y firman unos acuerdos donde la supuesta “mojigata” será su “sumisa”. Finalmente el tipo como en buena novela mexicana deja a un lado sus trastornos de infancia, que son las famosas sombras  y ella se convierte en la “diosa del sexo” que tiene orgasmos con solo una mirada.

Para mi ha sido inexplicable el éxito del libro, historias de amigas cercanas han sido mas eróticas y mas reales que las que la autora plantea, lo que me lleva a pensar que si ha sido un éxito a nivel mundial, solo puede significar dos cosas:  Mujeres mojigatas que les parece erótico que un tipo las este maltratando o  mujeres insatisfechas a nivel sexual que estarían dispuestas a vender su dignidad por un poco de detalles.

Lo más aberrante del libro es el estereotipo del galán simpático, con dinero, que tiene todo el tiempo del mundo, que de día actúa con su amante como un padre supliendo las necesidades de una hija pero que en la intimidad de la alcoba pretende minimizarla sexualmente para complacerse. Si a Gray le quitáramos su dinero, su estatus y lo convirtiéramos en un cualquiera seria simplemente un depravado, un enfermo repugnante. Estoy segura que en Colombia hay mujeres que tienen o han tenido su “Grey” y viven un “sadomasoquismo” silencioso.

Si una mujer colombiana hubiese escrito este libro, sería millonaria y tendría mas de 80.000 ejemplares vendidos, no porque acá los hombres sean los mejores “polvos” del mundo sino porqué este tipo de experiencias de sumisión son el común denominador, aquí tenemos una sobre población de  machos alfas, de Greys, aunque con algunas variantes como su escasez de recursos económicos y con pocas posibilidades de ser creativo, pero que aun así se dan el lujo de indicarle a su mujer qué hacer y cómo hacerlo y parece ser que eso es lo que gusta a las mujeres en el mundo.

Mi tema de preocupación central, radica en como el mundo está percibiendo al libro, un artículo que señala que es “un manual detallado que todo hombre debería leer y aprender”, Dios quiera que no caiga en manos de mi vecino o que con el “nuevo lenguaje del amor” los hombres les de por imitar la habitación roja del dolor, creyendo que eso es lo mas erótico para las mujeres y el día de la mujer nos cojan a latigazos, solo para complacernos.

En todo caso, lo importante es que esta “epidemia” no haga creer a las mujeres que las relaciones conflictivas, toxicas y sin futuro son geniales, que a los hombres con problemas mentales debemos aguantarlos (para eso están los terapeutas)  y que no hay derecho a exigir una buena faena, estoy segura que el mejor sexo es producto de una buena comunicación, esos semidioses sexuales no existen y no necesitamos un grey que nos azote.

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